
La pieloerección -así se le conoce correctamente a la ‘piel de gallina’- sí que podría dar la sensación de que nuestro cuerpo ha perdido el plumaje y somos en realidad aves. La piel de gallina es una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo, totalmente involuntaria, y que actúa en los cambios bruscos de temperatura y ante otros estímulos externos.
Obviamente el principal motivo de la piel de gallina es el clima; una bajada brusca de la temperatura hará actuar nuestro cuerpo.
Pero, además de ser un reflejo de protección de nuestro cuerpo, es también un rasgo que compartimos y heredamos de nuestros antepasados animales. Un estímulo externo, como el miedo, una situación de peligro, o simplemente el rozamiento con el chico o chica que nos gusta, podría tener el mismo efecto en la piel. Simplemente la tensión hace que nuestro pelo se erice y nuestra piel tenga el aspecto de una gallina. Las emociones provocan este efecto en nuestra piel y vello, y de hecho es bastante similar a cuando un gato eriza su pelo, aumentando su tamaño corporal, cuando se siente amenazado o está a punto de pelearse.
Cualquier otro estímulo externo puede provocarlo, desde el amor hasta la música.
Fuente: https://ecodiario.eleconomista.es/
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